Ya que llevo viviendo aquí apenas tres años, la breve historia a continuación es solo mi perspectiva prematura del barrio y bastante informada por conversaciones callejeras y publicaciones en la web.
Vivir en Bushwick es estar cerca de Guatemala. Predomina la cultura latina y abundan los indocumentados–muchos de éstos se ganan la vida trabajando como vendedores ambulantes. Aquí se habla espanglish, se toma horchata y se comen tostadas, tamales y elotes locos. La Avenida Knickerbocker me recuerda a la Sexta, se venden blusas por una nada, las calles son atractivamente caóticas y el aire huele a marihuana.
Avenida Knickerbocker, Bushwick, Brooklyn, NY
Este Bushwick tan latino fue una vez un Bushwick Europeo, un Bushwick callado. Durante los 1600s se asentaron aquí Noruegos, Suecos y Holandeses. Para principios de 1800, el barrio comenzaba a transformarse en un área industrial atrayendo immigrantes Alemanes e Italianos. Se construyeron fábricas, cervecerías y bodegas, lo cual trajo afluencia y el desarrollo de un área residencial.
Para hacerles la historia corta, a mediados de 1960, según el escritor Steven Malanga*, se dió lo que se llama ‘blockbusting’, una estrategia de agentes de bienes raíces y constructoras con el fin de convencer a los dueños (blancos) de propiedades que vendieran sus casas a pérdida y hacerles creer que las minorías que se mudaban al área causarían una devaluación en sus propiedades. Así, lograron escandalizar y desplazar a estos residentes mientras norteamericanos del sur y Puertorriqueños comenzaron a establecerse aquí. Éstos residen en Bushwick hasta el día de hoy.
Barbería en Wilson Avenue, Bushwick
A unas cuadras de mi casa, tengo a la mano una buena variedad de comida latina incluyendo pupusas, arepas, burritos, cuchifritos y tamales.
Local popular de comida frita al estilo puertorriqueño
Dicen que Bushwick ha cambiado mucho, especialmente desde un gran apagón en 1977, durante el cual se provocaron incendios y saquearon negocios en varios barrios de bajos recursos en Nueva York. Treinta años después, se comienzan a ver ‘condos’ fuera de lugar y galerías de arte originarias de Chelsea. Un barrio olvidado que se ha comenzado a revitalizar (y a «limpiar») gracias a inversionistas, artistas y el gobierno. Esto es, por un lado liberador y por otro lado peligroso. Es un lugar más seguro pero lo último que queremos aquí es otro Manhattan.
*Parte del material aquí publicado ha sido escrito en base al texto de Steven Malanga “The death and life of Bushwick”, publicado en cityjournal.org: http://www.city-journal.org/2008/18_2_bushwick.html
Más información sobre los incendios de 1977: http://citynoise.org/article/6739