Medir los espacios y los tiempos ha sido una actividad que ha consumido al humano durante siglos. ¿ Será esta obsesión por controlar lo exterior una simple muestra de querer controlar nuestro interior ?
Esta reflexión me guió hacia el intento de controlar de manera inexacta el espacio. Si lo mido con unidades que no me lanzan resultados exactos no existe un fin que me haga descubrir verdades. Al contrario me lanza más preguntas.
Un reloj de sol, que sólo lo intenta dirigir la luz más no medir su movimiento. Un mirador que no hace más que evidenciar una separación sin descubrimiento científico alguno.
¿La realidad la medimos o la disfrutamos ? ¿Quizá el afán de medirla nos aleja de ella ?
Estas dos líneas imaginarias podrían ser dos mediciones futiles.
¿ Calibrar el mundo será más inútil que darnos cuenta que somos parte del mismo ?
Nacemos como parte de un proceso natural, por lo tanto somos naturaleza. ¿Quizá medir la naturaleza es una forma de medirnos? De intentar darle sentido a nuestra propia existencia.
El título es una frase ubicada en Hombres de Maíz de Miguel Ángel Asturias.